viernes, 11 de mayo de 2012

 

BY BY LOVE (All that Jazz)

Cayó en desgracia y se calló. Nadie supo por qué ni carajo importaba. Sus trastos quedaron allí, con cuatro versos sin juntar -los únicos que escribió en su vida- y una copa de cognac medio vacía. No dejó retoños ni viuda al mundo que le sobrevivió; unos dicen que porque no quiso, los que le conocían que porque no pudo.

El despacho que se lo merendó día a día quedó a cargo de un montón de papeles huérfanos clasificados en "Pendientes", "eau de tabac" y una piara de corbatas sucias. "Yo eso no lo limpio", dijo la secretaria.

Y ahí quedó, la última corbata abrazada a su cuello y los pies en el aire sobre una silla muerta.
A la semana siguiente pasó el servicio de basuras.

Petit.

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