jueves, 17 de mayo de 2012

"Serpientes en el desierto".


Aún recordaba el día en el que había entrado en el desierto. Quería olvidarlo, quería olvidar ese día, como quería olvidar también el motivo. Caminaba sin descanso, uniendo los días. Atrás, la nada. Más adelante, la nada también. Algunos días el infierno del desierto le resultaba espantosamente frío, y entonces se arropaba más, ...soñando con la calidez de unos brazos de mujer. De noche, ella se deslizaba entre su cuerpo, lentamente, prometiéndole muerte y olvido. Siseaba palabras en su lenguaje de reptil, le acariciaba con su lengua doble, enseñándole los colmillos llenos de dulce veneno. Había intentado abandonarla, pero siempre volvía a él al anochecer. Le había pedido clemencia imnumerables veces, pero jamás se la había concedido. Dos soles acompañaban su camino. El desierto, como la tristeza, no terminaba nunca.

Estefanía.

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